Manifiesto

Para que el amor sea una fiesta necesitamos menos penetración biológica, menos cópula, menos genitalidad e instinto y más lenguaje, más erotismo, más escucha de un otro diferente. Necesitamos menos afán y más lentitud; menos consumo y más contemplación del otro, de la otra.
Florence Thomas

«Aprovechen el tiempo que les tocó vivir y construyan un mundo en el que sean tan felices como puedan. Por mí y por todas nosotras, a quienes nos cortaron las alas», fue el consejo que dejó la abuela Aura, una mujer que mantuvo su vitalidad y confianza en la vida, a pesar de las múltiples violencias que experimentó.

Video de la Abuela

Escuchamos las palabras de la abuela. Seguimos su consejo y empezamos a identificar las bases sobre las que fundamos históricamente el amor y las relaciones, la afectividad y el erotismo: estereotipos, privilegios, control, miedo, vergüenza, culpa y dolor… el espacio público para ellos y el espacio privado para ellas, madres sacrificadas y padres invisibles, la renuncia femenina y el éxito masculino, hombres autoritarios y mujeres dóciles, el deseo para él y la maternidad a para ella. Dijimos BASTA a esta forma de vivir que oprime, imponiendo máscaras aquí y allá que impiden relacionarnos en libertad. De-construímos en nuestra cotidianidad prácticas que perpetúan la desigualdad y generan violencias cortando las alas de niñas y niños desde muy temprana edad. Nos convertimos en agentes de cambio que se plantean una nueva Ética del Placer.

La consigna

Buscar tras la infinita diversidad del mundo un principio que nos una y desde allí defender nuestros derechos y los de niñas, niños, adolescentes y jóvenes que aún no tienen voz. Ese principio es el Amor.

Amorfiesta es Amor en libertad y libertad para Amar. Descubrir otras formas de relacionarnos y soñar que la equidad es posible aquí y ahora.

Entendemos que Amar es un aprendizaje y un asunto social que nos identifica como individuos. Buscamos la cercanía, el abrazo, la mirada, los olores, los procesos hormonales que se tejen hacia el Amor y nos permiten crecer. Somos seres de vínculos y gracias a ellos hemos sobrevivido históricamente. Pero llegó la hora de evolucionar. Transformar la idea de que el Amor es sacrificio y duele, que es un espacio para el control. Cambiar el paradigma capitalista que nos separa en categorías y crea sistemas de privilegios cortando las alas de millones de personas. Deconstruir los viejos discursos para reconstruir nuevos espacios de encuentro. Dar el salto cuántico de la sobrevivencia al bienestar colectivo y preguntarnos: ¿Quiénes somos? ¿Cómo nos relacionamos? ¿Qué generamos juntos? Atravesar los miedos y renovar las identidades a partir de relaciones sanas, recuperando los vínculos y todas esas partes que el poder y el control mutilaron creando abismos de incomprensión y violencia que nos fragmentan como personas y sociedad.

Inventemos un mundo donde podamos crear nuevos pactos, escucharnos, aceptarnos, apoyarnos; donde la competitividad arrolladora dé paso a la solidaridad y la rivalidad se convierta en sororidad; donde sea permitido disfrutar del placer sin dañarnos, ni violentar a otros, y apostarle al erotismo sin miedo, por aquello del autocuidado y los sanos límites; donde caigan las máscaras impuestas por mandatos históricos, ajenos al ser, y donde juntarnos para preguntarnos por formas de amar equitativas, resilientes y libertarias, sea más que una utopía. Lo personal es político, sí. Y Amorfiesta es un proyecto que se construye en todos los niveles: de la casa a la escuela, de la academia a los medios, en el tejido institucional y entre amigos y amigas. En el yo y en el nosotros, nosotras, nosotres... pues no existen personas libres cuando falta información y no hay relaciones libres sin corresponsabilidad afectiva.

Amorfiesta se crea para darnos pistas que permiten abrir las alas de la equidad y la libertad. De la mano de un Andrógino Holograma descubrimos que mostrar las emociones permite crecer. Que la equidad también beneficia a los chicos, les da libertad para ser, de-construye estereotipos y quita las máscaras que les oprimen. Que el sexo no es una carrera. La sexualidad no es solo penetración y la penetración no te hace más hombre. Que las mujeres pueden decidir sobre su cuerpo, cuándo, con quién y cómo. Que la calle también es suya y que el acoso callejero no es cool. Que las chicas pueden hacerle frente a cualquier situación y no necesitan un «príncipe» salvador, en cambio sí, que respeten sus espacios. Que la sororidad las fortalece. Que el amor no es control sino reconocimiento, autocuidado y cuidado del otro, y esto conlleva a relaciones más justas y menos dolorosas.

¡Adiós Patriarcalito!

Hoy muchas niñas, niños, adolescentes y jóvenes crecen en hogares menos violentos, más igualitarios y libertarios que los de sus padres, madres, abuelas y abuelos, y pueden decidir sobre su proyecto de vida. Las mujeres votan, las abuelas le dicen a sus nietas que sean felices y luchen por sus derechos, algunas leyes cambiaron para beneficiar la igualdad y cada vez pueden volar más alto. Pero la gran mayoría vive en entornos donde preguntarse por las identidades es complicado, donde la competencia invisibiliza la diversidad, o donde factores externos como la publicidad y los medios de comunicación generan estereotipos e imaginarios que les impide su libre desarrollo.

Patriarcalito sigue plantando la semilla de la desigualdad y poniendo máscaras a diestra y siniestra: los rosa en la ropa de la nena. Los azules en la del nene. Juguetes de aventura y exploración para el niño. Muñecas y cocinitas para la niña. Princesas que necesitan salvación y príncipes valientes que las rescatan. Publicidades, imágenes y sonidos que alimentan estas fantasías infantiles. Al crecer, tienes que ser linda, el criterio de selección para encajar. Y dócil para que te cuiden, porque ¡claro! las chicas necesitan afecto y cuidado. Los chicos mmm… no tanto. Se sobran, se bastan solos. Son fuertes y arriesgados. La virilidad que mide al macho. Presión y apariencia para ambos.

Patriarcalito nos divide. Ubica a unos y otros en bandos distintos y, aunque históricamente esa división ha favorecido a los hombres, nos daña a todos, cortando alas aquí y allá.

Publicidades y contenidos mediáticos alimentan estereotipos que oprimen los sueños. Jóvenes obsesionados con la penetración. La pornografía como referente sexual. La fina línea entre Sí y No, se vulnera cada vez más. El vacío emocional. Muchos bullyinciados en sus colegios por ser «diferentes». La ansiedad y el poder carcomen su psiquis, siguiendo los preceptos de sus antecesores. No hay lugar para la libertad. En la casa y en las calles, los espacios aún no son seguros para niños, niñas ni mujeres:

«¡Oye mami!», «no muevas mucho esa cuna que vas a despertar a mi bebé», «¡oye sexy!», «¡Uy! Qué piernas», «si tu me amas como yo te amo por qué no nos besamos»… son el pan del día en ciudades latinoamericanas y asiáticas. El cuerpo como objeto. Cuerpo para el consumo «si se pone minifalda es porque quiere sexo», «si se vistió así, ella se lo buscó»…

Patriarcalito incuba violencia y perpetúa los círculos de desigualdad en los que nadie es capaz de reflexionar respecto a su responsabilidad como agente de cambio social. Y, mientras el mundo sucumbe a sus máscaras y los jóvenes se distraen en el collage Patriarcalito, cada vez más colorido y surtido, los adultos se dividen perpetuando el juego del miedo y temor al cambio, retrocediendo ante cualquier propuesta diferente hacia la zona de confort del Patriarcalito. Aunque la actualidad no es, ni de cerca, ideal.

Las cifras de Patriarcalito:

En el mundo de Patriarcalito no hay Amorfiesta, ni educación sexual para la prevención, sí mucha desinformación, invisibilización estatal y tabúes. Por eso solo 15 millones de adolescentes mujeres tienen acceso a la información y a los anticonceptivos, las 23 millones restantes, no.

El embarazo adolescente perpetúa el círculo de pobreza de las mujeres y de sus hijos e hijas significativamente. El VIH e ITS por su parte, vulneran la vida de las y los adolescentes dejándolos «en el centro mismo de la crisis», como afirma Henrietta Fore, Directora Ejecutiva de UNICEF. Si entre los factores para su perpetuación se cuentan las relaciones sexuales precoces, los abusos sexuales, la incapacidad para negociar el tener o no relaciones sexuales, la pobreza y la falta de acceso a información y asesoramiento.

¿Por qué no actuar conjuntamente creando redes y tejidos que contrarresten estas problemáticas y brinden opciones de vida a los niños, niñas, adolescentes y jóvenes? ¿Por qué no superar los miedos infundados por Patriarcalito? ¿Qué ganamos como sociedad ante la división y la repetición de errores ancestrales mientras él se reinventa? ¿Podemos cambiar sus principios? o ¿Vamos a seguir su perverso juego mirando a otra parte mientras sumamos violencia, desigualdad y muerte a la historia?

Abordar aspectos que conforman la psiquis de nuestras relaciones sexoafectivas para desenmascarar al Patriarcalito que llevamos dentro, es nuestra propuesta. Apostarle a la escucha, a la observación y el reconocimiento del otro, sin miedo a la diferencia para crecer juntos, es el reto. Creer en la autonomía, el autocuidado y la responsabilidad para eliminar la culpa, es el deseo. Jugarle a la solidaridad y la sororidad para acercarnos y empatizar, es el camino. Brindar las herramientas de información que permitan construir un proyecto de vida estructurado y tomar decisiones propias, cuando sea el momento y sin dañar a otros, es la estrategia. Y esto, como sabemos, es nuestra apuesta política y educativa.

Amorfiesta es el programa de visibilización y sensibilización en afectividad y ética del placer donde descubriremos, con Andrógino Holograma, otras formas de amar que devienen en relaciones libertarias y exentas de violencia; prevención y disminución de embarazos adolescentes, VIH e ITS. Para no cortarle las alas a más niños, niñas, adolescentes y jóvenes y que la equidad sea más que una utopía.

Colectivo Amorfiesta
Laura Valentina Idrobo
«Ser actriz y viajar y conocer muchos lugares.
Me gusta mucho Amorfiesta porque siento que puedo ser yo, y aprendo qué son los estereotipos... y cuando me enamore no caeré en ellos».
Santiago Baruque
«Sueño con un lugar donde personas diferentes convivan y compartan sus historias.
Amorfiesta es aprender a amarme, cuidarme, respetarme y darme valor. Cuando comprendes eso eres capaz de hacer lo mismo con otras personas: pareja, familiar, amigo o vecino. Y cuando haces eso puedes amar de diferentes formas, y simplemente ser».
Miel Ámbar
«Ser una muy buena actriz y ser reconocida de buena manera.
Amorfiesta es un proyecto muy bueno que muestra las cosas que nos pasan con el cuerpo, las amigas, los chicos, y es importante saberlas a nuestra edad».
Kevin Grossberg
«Estudiar actuación o negocios internacionales.
Amorfiesta es un proyecto super cool que nos enseña a tomar decisiones y responsabilizarnos mientras nos muestra qué hacer, o no hacer, cuando tus amigos te presionan. ¡Me gustó mucho participar!».
Paola
«Sueño con un mundo donde todos seamos felices.
Amorfiesta me ha enseñado a valorarme, a tomar decisiones y a escoger lo mejor para mí».
Milko Delgado
«Sueño con un mundo de Derechos Humanos y Civiles para todxs. Un mundo donde el respeto a la dignidad humana, la equidad e inclusión sean prioridad. Amorfiesta es ese espacio necesario que nos invita a la reflexión sobre nuestros cuerpos y emociones, bienestar y autocuidado, por medio de una educación sexual consciente».
Edgar Francisco Miró
«Mis mayores sueños son tener mi propia empresa de producción audiovisual, viajar por el mundo y conocer culturas de todas las clases...
Amorfiesta es aprender a tomar decisiones, saber las consecuencias y ser valiente para empezar de nuevo. Aprendizaje, decisiones, llenarse de conocimiento».
Andrés Saavedra
«Mi mayor sueño es vivir de la fotografía.
Amorfiesta es una oportunidad de aprendizaje».
Georgina Ramos
«Sueño con poder convertir mis mayores placeres en una forma de vida: viajar, cantar y la fotografía.
Amorfiesta además de un proceso realmente educativo, es muy divertido y te hace reflexionar sobre tu lugar en la sociedad. Aprender riendo. Eso es Amorfiesta».
Natalia Castro Gómez
«Sueño con un mundo donde ninguna institución o persona decida sobre nuestros cuerpos. Donde amor y sexualidad sean espacios de gozo y no de mortales peligros. Sueño a diario con espacios cotidianos libres de lógicas patriarcales: competencia, rivalidad, autoritarismo, privilegios de unxs sobre otrxs. Amorfiesta es una manifestación de ese deseo, de la unión de complicidades sin fronteras, de la necesidad de crear narrativas que se acerquen a la cotidianidad de lxs jóvenes iberoamericanos y les interpelen a través de la pantalla».
Lina Calderón
«Sueño a diario con una casa donde todes mis amigues quepan.
Amorfiesta es, esencialmente, amistad y afecto. La posibilidad de conversar, reflexionar y cuestionarnos juntas, aún en medio de procesos personales intensos. Es el parto compartido de una criatura que queremos seguir alimentando».
Carolina Ángel Idrobo
«Sueño con un mundo donde las personas se reconozcan desde el alma, auténticamente y sin máscaras, y tejer relaciones libertarias. Amorfiesta es la posibilidad de abrir las alas para volar a ese lugar de libertad que sobrepasa las carencias afectivas con las que nos enseñaron a amar, de generación en generación. Es transformar la violencia heredada en arte».